miércoles, 17 de marzo de 2010

Vivencia en Granada a flor de piel...

Este fue un día especialmente emocionante para mí...llevamos más de tres semanas viendo, conociendo, palpando otra realidad, esta realidad, una realidad que en ocasiones llega a rozar la imaginación y que provoca que cada vez sea más consciente de las necesidades tangibles que están presentes en todo nuestro trayecto.


Me consideraba una persona fuerte, a la que le cuesta romper esa barrera que custodia sus sentimientos, pero he de reconocer que la suma de vivencias hasta la fecha me han superado. Ese nudo que en ocasiones se forma en la garganta se desató, y no es raro en un sitio como éste...de hecho me alegro que haya pasado, porque es de esta manera como posiblemente pueda llegar a entender todo esto mucho mejor.

La cooperación es cosa de dos, el sur no necesita las sobras del norte, el sur lo que necesita es ser escuchado y de esa forma será como poco a poco se mejoren sus calidades de vida, porque como personas queda claro que no tienen nada que mejorar, mucho es lo que nos queda a nosotros por aprender de ellos.


Sería conveniente que más de uno viniese a absorber todo lo que una experiencia así aporta. El valor de lo que nos llevamos en nuestro interior es incalculable, por esto y mucho más, hoy me siento feliz, porque puedo decir que Nicaragua me ha tocado en lo más profundo de mi ser.

La visita a la ciudad de Granada no fue una visita cualquiera, yo esperaba un recorrido turístico por una de las ciudades coloniales más bonitas de este país, pero al final no tuve esa suerte, tuve otra muchísimo mejor...




...adentrarme con mi compañera y amiga Laura en el corazón de Granada. Un corazón que palpita latente, en el que la vida tiene un curso diferente.




Quizás sea por los asentamientos donde viven, o quizás por sus calles, sus coches, sus animales o sencillamente sus gentes. Personas llenas de vida sin preocupación aparente por todo lo que les rodea. Barrios de gente obrera en el epicentro de la ciudad, donde las risas de los más pequeños resuenan por cada escondite.


De la mano de María Lidia, pudimos observar de cerca como trabaja una diputada del frente sandinista directamente con el pueblo. Nos asombró el cariño de la gente hacia ella, todos la saludaban, la besaban, la querían, era una pequeña “Teresa de Calcuta” dentro de aquel pequeño gran mundo.


Fue emocionante conocer la importancia de su trabajo, labor que todos los políticos deberían desarrollar en sus diferentes campos y que por determinados intereses y falta de competencias no lo realizan. La política es el arte de gobernar un pueblo, y con gente como María Lidia, vimos que era posible.

Aquí tuvimos la oportunidad de conocer a donde van destinados parte de los fondos que los españoles aportamos a la cooperación para el desarrollo. Me encantó ver en primera persona cómo gracias a ese dinero hay tanta gente que ha mejorado sus casas, sus calles, su entorno, y en general sus vidas.


La visita a los barrios Solidaridad y Pantanal me dejaron huella de por vida. Gente obrera y luchadora que ha sufrido durante muchos años por sacar adelante a sus familias. Asentamientos a orillas del gran lago Cocibolca bañados en lodo e inundados cada día.


Gracias a las mejoras de las infraestructuras de alcantarillado y asfalto de calles, están logrando superar grandes barreras que han hecho y harán sus sueños realidad.




1 comentario:

  1. IRENE!!no sabes lo que me alegra todo esto que estás descubriendo y sintiendo!!eres una afortunada!!todas las fotos transportan esencia pura y que no se pierda es lo fundamental!!
    Gracias por esa manera de transmitir y compartir!un abrazo muy fuerte!!
    te espero con ganas pero sin prisa jj!!
    en el curso todos nos acordamos de ti!

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