martes, 27 de abril de 2010

Animada inauguración del Centro de Ticuantepe

Preparativos y más preparativos. Todo tenía que quedar perfecto. El trabajo que durante muchos años se había ido realizando en este lugar tenía que estar visible para todos los allí presentes.

El olor a césped recién cortado, las paredes recién pintadas, numerosas piñas estratégicamente colocadas a lo largo de la vereda que atravesaba el perímetro, los adornos florales a base de hojas de bananos...las pancartas de bienvenida en su sitio, todo para celebrar un esfuerzo que ha merecido la pena:

La inauguración oficial de la tercera fase de construcción del Centro de Atención, Formación y Capacitación al Desarrollo de Ticuantepe, construido por la Asociación de Universidades Populares de Extremadura (AUPEX) y la Agencia Extremeña de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AEXCID), y que ha servido, entre otras muchas cosas, de centro de operaciones para nuestra expedición.

El acto lo inició un divertido desfile de Gigantonas y Cabezudos, como aquí los llaman, donde muchos rememoramos a esos muñecos que tanto temíamos en nuestra infancia...venidos directamente desde la ciudad de León para celebrar este gran día.



Tuvimos la gran suerte de reencontrarnos con muchas de las personas que habíamos conocido hasta el momento, y que quisieron volvernos a acompañar. Yo me quedo con la visita de David, que me alegró la jornada, un chico que conocimos en nuestro viaje a Estelí y que nos acompañó en aquella salida, viviendo días y momentos inolvidables junto a nosotros.

Tras las palabras de las diferentes personalidades y autoridades que han estado coordinando y dirigiendo todo el trabajo para que este Centro pasase de ser un sueño y se convirtiese en una realidad palpable, un grupo de nicas nos regaló bailes típicos del país, concretamente de la costa caribe, a los que se sumaron posteriormente algunos de los gansinos más animados con sus “sexys” movimientos de caderas, incorporándonos finalmente el resto del grupo ante la atenta mirada de todos los allí presentes, más de 300 personas...



Otro de los platos importantes de la jornada fue el momento del recorrido por todo el Centro acompañados de las autoridades y del pueblo, donde destapamos la placa inaugurativa y pasamos a plantar árboles, para que nuestra estancia en este lugar quede presente de por vida. El árbol se llamaba Malinche y es conocido como “el árbol del amor”; el mío lo planté junto a Miguel, el presentador del documental que nos están grabando y que ya mencioné.

Destacar el buen día que pasamos todos, a pesar del sofocante calor y la afluencia masiva de gente al acto, hecho que hizo que se acabaran todas las provisiones de comida que el catering contratado llevó. De hecho, al final de la jornada todas las piñas que adornaban el lugar desaparecieron, quedándoselas probablemente aquellos que no probaron bocado.

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